Un viaje a través del tiempo, la cultura y las emociones. Esta ruta está enmarcada por un paisaje con una vegetación que parece no recibir agua en ningún momento, el color ocre es el protagonista, la soledad la compañera y allá, en el fondo, las majestuosidad de las enormes montañas acompañan una ruta cargada de historia y naturaleza.
Son 55 kilómetros sobre la ruta Nacional Nº60 desde Tinogasta hasta la entrada de Fiambalá. Esta ruta fue declarada Patrimonio Histórico Cultural de la Provincia de Catamarca en el 2011. Este tramo atesora siete edificios antiguos de arquitectura colonial que tienen como elemento característico el adobe.
¿Adobe? un material autóctono utilizado en distintas construcciones. Tiene la capacidad de mantener las temperaturas dentro de la vivienda; en verano conserva el frescor, y durante el invierno el calor. Está hecho de agua, arcilla o barro, mezclado con paja, moldeado con aspecto de ladrillo y secado al sol.
La ruta nacional 60 está totalmente asfaltada, los edificios que forman parte de este atractivo no se encuentran sobre la ruta sino por caminos internos de ripio. Los carteles que indican los desvíos a cada sitios, en general, son bastante pobre, no son fáciles de ver o directamente no existen.
Consejo viajero: ubicar cada edificio antes de iniciar el recorrido en un mapa, en el gps o donde deseen, de esta forma evitarán perder tiempo en encontrar la desviación.
Ese día me levanté temprano, me alojaba en la misma Ruta del Adobe en “Casagrande, Hotel de Adobe” sitio de interés Patrimonial y Cultural Provincial. En 1887 fué fuerte militar, luego lo adquirió la familia Orellana. Fue casa de familia, restaurante y más tarde es restaurada y se anexan habitaciones para transformarla en el encantador hotel que es hoy.
Es la construcción con menor antigüedad en este trayecto. Casona de 1897 que se encuentra en la calle Moreno 801 en una esquina a dos cuadras de la plaza principal de Tinogasta. Reciclada a nuevo, conserva en cada detalle su aire colonial mezclando en justa medida lo antiguo y lo moderno. La recepción y las habitaciones se ubican alrededor de dos patios interiores. En uno de ellos hay una piscina que invita a relajarse en los días de mucho calor con un gustoso aperol.

Patio 
Aperol y Piscina
El hotel ofrece servicio de jacuzzi, un restaurante, además hay una pequeña boutique donde se pueden adquirir souvenir.
Saliendo de Tinogasta tomé la ruta nacional Nº60 hacia Fiambalá a unos 15 kilómetros distinguí un monolito de piedra que anunciaba “El Puesto”, allí dejé la ruta, salí a la derecha por un camino de ripio que atravesó un pequeño poblado de casas bajas casi todas de adobe, calles de tierra y allá en donde aparece la curva una tapia de barro color ocre que dejaba ver un campanario sin campana y una pequeña Capilla de adobe. Llegaba al “Oratorio de los Orquera”, construido 1740 por la familia Orquera para uso privado.
Estacioné el auto frente al monumento al Viñatero. Luego accedí al predio donde se encuentran tres construcciones de adobe; el oratorio, cerrado con un pequeño candado y su campanario, junto a ellos se encuentra, anexa, una galería de paredes de adobe y techo de caña que resguarda un antiguo lagar de cuero y enfrente el Museo también cerrado. Camine un poco por los alrededores, descubrí un Olivo bicentenario del Siglo XVIII o por lo menos eso indica el cartel que se encuentra al pie, además una mesa con bancos en las que se puede disfrutar de la tranquilidad que rodea el predio.

Saliendo del lugar, ya lista para retomar el viaje, se acercó la señora que atendía en el local de productos regionales “El Oratorio” y preguntó si quería acceder a la Capilla. Obvio dije que sí muy entusiasmada. Cuando ella abrió el candado la magia se mostró, pisos de tierra compacta, paredes anchas pintadas de blanco, una pequeña ventana con rejas, techos recubiertos con caña con vigas de algarrobo curvas, el confesionario también de algarrobo y un altar con varias imágenes sagradas; la Virgen de Nuestra Señora del Rosario procedente de Chuquisaca (Bolivia), imágenes de la escuela cuzqueña, una pintura de la Virgen amamantando al niño Jesús de 1717, un pequeño San Antonio de madera, entre otras imágenes. Es un lugar al que vale la pena darle un vistazo.

Oratorio
Compré algunos productos regionales y reanude el recorrido por la ruta del Adobe. Mi próxima parada; “El Mayorazgo”. A un kilómetro y medio, aproximadamente de haber retomado la ruta nacional 60, me sorprendieron dos cúpulas de adobe mezcladas entre la vegetación, las montañas y un cielos tan diáfano que componían el marco perfecto para todo ese paisaje que vio pasar tanta historia. En ese momento comencé a buscar el cartel con la señalización de salida, sin ninguna duda era Andacollo. Atenta al camino la ruta cruzó un puente sobre un río seco, las cúpulas quedaron atrás y apareció un cartel que indicaba la salida hacia Anillaco. Y Andacollo? no tenía salida? donde la pase?. Retome la ruta desandando el camino y encontré un cartel que indicaba la salida hacia Andacollo. Entonces, atención!, no hay indicación para salir viniendo desde Tinogasta, deben dejar la ruta antes de cruzar el puente y tomar por un camino de ripio hacia la izquierda.

El camino es de tierra tiene unos 800 metros y termina en la Iglesia de La Falda “Nuestra Señora de Andacollo”. Las iglesia se encuentra sumergida en un paisaje árido, rodeada de pequeños arbustos verdes y grande montañas.

Cuando se encuentren en las puertas de la iglesia, si las encuentran cerradas, solo hay que empujar! parece cerrado pero no lo está. En su interior observé sus techos a dos aguas recubiertos de cañas desde donde cuelgan banderines blancos y amarillos, las paredes de barro que exhiben pequeños cuadritos con el viacrucis y los piso de tierra bien compactas. En el centro, detrás del altar construido en adobe, se encuentra la imagen de la Virgen de Andacollo de origen chilena.
Luego, retomen la ruta, crucen el puente y tomen el desvío con dirección hasta al Mayorazgo de Anillaco, a unos 23 km de Tinogasta. Es un camino de tierra que recorre unos 5,5 kilómetros flanqueado por algarrobos y espinillos, se ven algunas viviendas, cruza varios badenes sin agua y en el fondo de este paisaje se destacan las montañas que encierra un paisaje lleno de calma y tranquilidad.

Un cartel señala la entrada al “Complejo Mayorazgo”, allí termina el camino, una muralla de piedra con una tranquera dan la bienvenida. El Mayorazgo de Anillaco fue construido en 1687. La casona se dedicó al engorde de ganado y contaba con 114 hectáreas de cultivo. Su actividad se mantuvo hasta entrado el siglo XX cuando fue abandonada. Hoy se conserva restos del edificio residencia desde donde se administraba el mayorazgo y hacia la derecha de observa la Iglesia Nuestra Señora del Rosario, es la más antigua de Catamarca, construida en 1712. Fue declarada monumento Histórico Provincial en 1992. De muros gruesos con un metro de espesor, su altar construido en adobe, piso de tierra, techo con su estructura de algarrobo recubierta con barro y cañas.

¿Porque Mayorazgo? era una antigua institución del derecho civil castellano. Mantenía unidos los bienes, donde la mayor cantidad pasaban al hijo mayor como herencia. El fin era que el Patrimonio familiar no se desparrame sino que vaya aumentando en el tiempo. En Argentina fué abolida por la Asamblea del Año XIII (en 1813).
Luego volví a la clásica ruta nacional 60, tras recorrer unos 2 kilómetros aparece el desvío a las Ruinas de Watungasta. Monumento Histórico Nacional construido durante el siglo XV en tiempo del Imperio Inca. Su construcción es de cimientos de piedra y muros de adobe. Esta ciudad fue reutilizada por los españoles. Tenía una doble plaza de armas conocidas como inkas o Aukaipata, una plataforma ceremonial o Ushnu y algunos depósitos o Kallankas. Los vestigios se mezclan con el paisaje ya que fue muy erosionada por el clima, el agua y los visitantes.
Y por último llegando a Fiambalá sobre la mano Oeste de la ruta se encuentra la Iglesia de San Pedro construida en 1770. La iglesia integraba el Mayorazgo de Fiambalá. Tiene una arquitectura colonial de color blanca con algarrobos a su alrededor. Cuenta con una nave larga, el coro se ubica en el entrepiso de madera que tiene forma de balcón sobre la nave. Es Monumento Histórico Nacional. Construida con caña, barro y pintada con cal sobre la puerta principal, su campanario con tejas a cuatro aguas.
En su interior se guardan antiguas imágenes entre las que se encuentra la de San Pedro procedente de Bolivia y una colección de pinturas cusqueñas. El Altar es de adobe y se integra al muro
Finalmente a 1 kilómetro se ubica la Comandancia de Armas. Data de 1745. Las construcciones existentes rodean un patio central. Se puede visitar el Museo de Sitio que exhibe objetos encontrados durante la restauración de la comandancia como monturas, botellas y candeleros antiguos.
Este recorrido lo pueden realizar con vehículo propio o contratando un servicio de excursión en las localidades cercanas. Sin dudas, es un paseo imperdible por la carga histórica y la conservación de la mayoría de sus edificios.

































